UNA MANERA DE ESTAR PRESENTE
Belén González
21-12-2016

La formación del counselor del Enfoque Centrado en la Persona propone ir más allá de los conceptos teóricos elaborados por Carl Rogers a lo largo de su experiencia como terapeuta y facilitador.

Definiciones del ser humano, de las cualidades de las relaciones interpersonales, teorías del proceso de autoconocimiento y despliegue, se unen a una postura filosófica humanista y a una mirada de las posibilidades del cambio que implican algo más que un conocimiento intelectual, un gradual involucramiento personal del counselor.

El ECP es una invitación a un nivel de autoexploración permanente, el desafío de dejarse afectar por la mutua influencia en el encuentro con el otro.

En su formación y, posteriormente en el desarrollo de la profesión, recorre un camino de ampliación de conciencia que lo lleva a replantearse su noción de yo, para flexibilizarla hasta el contacto profundo con el ser, reconociendo sus experiencias negadas o distorsionadas y llegando a niveles de autenticidad cada vez mayores.

De ese modo, el contacto con el consultante también es un encuentro del ser con otro ser, que les permite a ambos abrirse a la dimensión espiritual y enriquecer la experiencia con libertad y responsabilidad.

La formación desde el Enfoque Centrado en la Persona es más actitudinal que teórica y desde ese principio, la praxis sería poner en juego la presencia que sustentan la empatía, la incondicionalidad y la congruencia y así facilitar la libre experiencia del counselor, del consultante y de la relación entre ambos.

De esa manera, la identidad del counselor del ECP propone una forma de ser personal y única sustentada en la teoría de C.Rogers pero que va más allá de los conceptos y las definiciones.

Por ejemplo, el concepto de respeto por la experiencia personal es más que el respeto por el otro en su conducta o forma de presentarse. Es una concepción mucho más abarcativa que nos lleva a considerar la magnitud de lo que significa el respeto por la diversidad, por la manifestación peculiar de cada ser humano.

El concepto de confianza básica que sustenta una relación no directiva, que ofrece al consultante la posibilidad de descubrir o de reencontrar su propio ser, tiene connotaciones transpersonales, es decir, que confiar nos pone en la situación de ir más allá de lo que humanamente podemos saber y dejarnos guiar por nuestro ser más sabio, más intuitivo, esencial. De esa manera, la consulta de counseling se desarrolla más allá de la personalidad del counselor y sus conocimientos, para abrir un ámbito común de sabiduría que incluye el cuerpo y la intuición de ambos.

A partir de la praxis del counseling a través de los años, se hizo patente que cada persona tiene infinidad de caminos para conectarse con su mundo interno, con su sí mismo y con la energía superior que lo sustenta y que llamamos Dios, Fuente, Cosmos, etc., en un intento de nombrar una conexión que excede las palabras y las categorías pero que es sentida y vivida por el ser humano.

Partiendo de la conciencia que propone el ECP de conocernos cada vez más, liberarnos de constructos y prejuicios que distorsionan nuestra experiencia, fuimos ahondando en un camino que abarca distintas dimensiones de nuestro ser más allá de la personalidad.

En nuestra mirada transpersonal plasmada en “Una manera de estar presente” facilitamos procesos donde los conflictos, la persona y las situaciones son vistos desde una perspectiva más amplia. Como consecuencia, nos lleva a una integración de la experiencia alineada a un profundo despliegue del ser.

Los conflictos interpersonales, motivo de consulta frecuente, nos abre la posibilidad de tomar conciencia de la cocreación de vínculos que son funcionales a nuestra evolución como seres humanos; las proyecciones de aspectos propios que permanecen en la sombra, el concepto de ir más allá de las polaridades para sentirnos integrados y a la vez, humildes como seres humanos luminosos que transitamos un mundo pleno de luces y oscuridades.

Los obstáculos que se nos presentan en la vida, rechazados por nuestra personalidad, pueden ser vistos como oportunidades para el aprendizaje y la evolución.

El contacto con el alma nos trae la confianza de ser seres sostenidos por una energía superior, una voluntad divina que nos va marcando el camino. Salimos de los desafíos del ego, éxito, poder, reconocimiento, para vivir la alegría de ser y sentirnos agradecidos.

“Una manera de estar presente” toma como fundamento el ECP y profundiza las actitudes básicas, el tipo de relación y la atmósfera para incluir los aspectos sutiles de todo encuentro humano. Trabajamos con counselors que quieren ampliar su escucha en la entrevista, abandonando esquemas mentales y objetivos que limitan la experiencia, para escuchar desde el ser y permitir que suceda el proceso propio y del consultante"

Margarita Mostany

Belén González